sábado, 9 de diciembre de 2017

Superioridad fingida

Odio tener que demostrar siempre que eres el más fuerte, el más duro, el que menos necesita al otro. A veces todos somos débiles, a veces todos necesitamos mostrar cómo somos, y no siempre somos los más fuertes.
Odio luchar por demostrar cosas que no son.
A veces necesitas dejarte llevar por los sentimientos, hacer aquello que quieres, sin tener que pensar en quedar por encima. Deberíamos dejar de preocuparnos por demostrar que somos mejores, sobre todo cuando no lo somos. No siempre seremos lo que los demás quieran ver, pero no por eso es necesario fingir. Demostrar debilidad no significa ser inferior, y si lo significara tampoco es malo. No se puede ser el mejor en todo, y no por eso hay que desanimarse. Vale más la pena demostrar una debilidad sincera que una superioridad fingida. Porque todo aquello que fingimos sólo nos lleva a alejarnos de lo que realmente somos, creo que no sirve de nada acercar un “yo virtual” –cada vez más alejado del yo real- a alguien externo. Quizás si somos más fieles a ese “yo real” estaremos tan cerca nuestro que no nos haga falta fingir nada para acercarnos a nadie. 
Desearía poder expresar los sentimientos sin miedo a ser juzgados por ellos, sin una lucha constante por reclamar la atención del otro, sin mostrar demasiado interés. Por un momento, todos seríamos libres de demostrar lo que realmente llevamos dentro, sin esa lucha constante por demostrar una superioridad fingida. Quitarnos la máscara y mostraros como realmente somos, débiles y con defectos. Humanos.

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